Tips para Emprender
PERFIL DEL EMPRENDEDOR
Emprender una actividad empresarial es una decisión importante sobre la que el emprendedor debe reflexionar detenidamente antes de poner en marcha el proyecto. Además de contar con una buena idea de negocio y comprobar, a través del plan de viabilidad, que el proyecto tiene posibilidades de éxito, debe plantearse en qué medida va a poder hacer frente a las exigencias que la función de empresario lleva consigo, teniendo en cuenta que la dirección de una empresa, especialmente en las primeras fases de su vida, va a requerir una completa dedicación y la gestión eficaz de medios humanos, materiales y económicos. En este sentido, la figura del empresario como coordinador y animador de los recursos de la empresa resulta determinante. Su éxito estará basado en su capacidad para dirigir y organizar, abordar nuevos proyectos, reunir los medios económicos necesarios, fijar objetivos y dirigir a su personal para alcanzarlos.
Si bien no puede establecerse una lista cerrada con todas las cualidades que debería reunir el empresario, sí puede adelantarse que el ejercicio de su labor va a exigir:
Capacidad para asumir riesgos
La puesta en marcha de todo proyecto empresarial conlleva riesgos y el emprendedor los calculará y analizará, de forma que el resultado previsible de su operación resulte lo más claro posible. Pero la situación de riesgo no se agota en la puesta en marcha del proyecto, sino que será una constante en la vida del empresario, por lo que tendrá que ser capaz de convivir con esa situación durante toda su andadura profesional y estar capacitado para tomar decisiones en momentos críticos.
Espíritu innovador
Ha de ser creativo, pero al igual que la anterior, no basta con tener una idea “genial” al comenzar el proyecto, sino que la innovación de planteamientos debe estar siempre presente en la gestión de la empresa. El empresario debe ser innovador en todas las áreas de la empresa y pensar en la innovación como un elemento esencial para su permanencia en el mercado.
Carisma y capacidad para dirigir equipos de trabajo
El personal es el factor determinante para el éxito de toda empresa. Contar con el equipo adecuado y dirigirlo de forma eficaz resulta de vital importancia en la marcha de toda nueva empresa. Por ello, el empresario deberá ser capaz de reunir y liderar a sus colaboradores y establecer los sistemas de retribución adecuados para asegurar su continuidad en la empresa.
Capacidad organizativa
Para que una empresa funcione día a día, el promotor debe tener una visión clara del conjunto de su empresa y conseguir que cada pieza (financiación, clientes, elección de proveedores, contratación de personal, elección de partícipes, campañas de promoción, etc.) encaje perfectamente con las demás, de forma que se puedan alcanzar los objetivos planteados.
Realismo
Las previsiones demasiado optimistas, al igual que las demasiado pesimistas, pueden llevar a una percepción alejada de la realidad, y aunque la cautela ha de presidir todos los actos como empresario, no se debe permitir ni que la cautela produzca la paralización, ni que el optimismo lleve a asumir riesgos desmesurados imposibles de afrontar. Hay que abordar los problemas de forma separada e independiente, y una vez encontrada la solución a uno, pasar al siguiente.
Flexibilidad
Aunque conviene mantener las convicciones y las ideas por las que se ha decidido emprender la aventura empresarial, es interesante recabar la opinión de otras personas. Los consejos ajenos, de expertos o personas cercanas, pueden ayudar a corregir errores o a reforzar aciertos.
Seriedad en los planteamientos
Se trata de crear un negocio con vocación de permanencia en el tiempo y no como medio de obtener ganancias fáciles e inmediatas, que aprovechando una coyuntura del mercado, permitan vivir durante un año o dos, dejando un rastro de acreedores. Estos negocios se queman más fácilmente que el papel utilizado por los prestidigitadores y con los medios de información actuales, se comprobará que no es tan sencillo desaparecer, y que muchas puertas se cierran para futuros proyectos.
Experiencia laboral
No es imprescindible pero sí conveniente, sobre todo si se trata del mismo sector en que la nueva empresa va a iniciar su actividad. Esto no sólo permitirá conocer la estructura y organización básica de una empresa, desde el interior de la misma, sino que además permitirá descubrir las carencias y lagunas en algunos aspectos profesionales y facultará para rodearse de socios que puedan suplir esas carencias, o para saber elegir los servicios de profesionales externos o internos especializados (asesoramiento jurídico, contable, laboral etc.).
Capacidad para contrastar experiencias ajenas
Analizar por qué dentro del mismo mercado unas experiencias empresariales triunfan y otras no, y saber apreciar sus aciertos y sus errores. Sacar consecuencias de por qué unas iniciativas triunfan en un mercado concreto y fracasan estrepitosamente fuera de ese mercado, y ser capaces de adaptar el producto o servicio al mercado en el que se tiene previsto competir.
Capacidad para evaluar el entorno
Conocer todos los factores que rodean a la empresa, es factor fundamental para desarrollar un análisis serio de mercado. En un primer momento puede servir para orientar la empresa a cubrir una necesidad existente, y más tarde, dado que el entorno está sometido a una evolución continua, tanto social como técnica, para anticiparse a los cambios de preferencias en la demanda de productos o servicios e introducir mejoras en ellos, de forma que el producto o servicio siempre sea competitivo. Esta lista, que no es exhaustiva, va a permitir que el promotor realice un primer autoanálisis y vea en qué aspectos debe formarse o recurrir a colaboradores para cubrirlos, sentando, desde el principio, unas buenas bases para el éxito de su empresa.
ELECCIÓN DE LA IDEA DE NEGOCIO: FUENTES DE IDEAS
La elección de la idea del negocio a poner en marcha es el punto de partida de todo nuevo proyecto empresarial. En torno a la idea que inicialmente se planteen los promotores va a articularse toda una serie de actuaciones que llevarán, una vez comprobada la viabilidad del proyecto, a la creación de la empresa y al inicio de su actividad.
En ocasiones, la idea de crear la empresa viene determinada porque el emprendedor ha detectado una oportunidad de negocio y decide aprovecharla, elaborando a partir de ella el correspondiente proyecto de empresa. Otras veces, en cambio, la decisión de crear la empresa se adopta con anterioridad a la selección del negocio en cuestión, por lo que es necesario determinar la actividad o actividades que la empresa va a ofrecer al mercado. Tanto en un caso como en otro, lo que sí conviene tener en cuenta es que la idea que se vaya a desarrollar debe ser original e innovadora y aportar alguna novedad al mercado.
No se trata de hacer lo mismo que ya hacen otras empresas, sino de incorporar factores diferenciales que hagan atractivo el negocio que se va a iniciar.
Estos factores diferenciales pueden estar basados en nuevos productos o servicios que no existen en el mercado, o en productos o servicios que ya existen y que, sin embargo, la nueva empresa va a ofrecer de una forma distinta. Así pues, la diferenciación debe ser uno de los aspectos a tener en cuenta a la hora de definir la actividad de la nueva empresa, convirtiéndose, en muchos casos, en una de las claves de su éxito futuro.
Cómo surge la idea
En ocasiones, la idea de negocio surgirá como una consecuencia lógica de la propia experiencia laboral o personal del emprendedor, debido a su contacto diario con personas y empresas de un determinado sector. Su conocimiento detallado del mismo puede permitirle descubrir necesidades no satisfechas, necesidades que no se satisfacen de forma adecuada y oportunidades de negocio que justifican la creación de una nueva empresa. Otras veces, la idea es buscada expresamente por el emprendedor que, en base a la observación, detecta un nicho de mercado en el que operar. En estos casos, observar el entorno con ojos de "buscador de ideas de negocio" resulta muy importante para detectar oportunidades en las que, de otro modo, no se hubiese reparado. Así, un esquiador puede practicar y disfrutar de su deporte favorito durante la temporada de invierno. Pero si además de esquiar se fija en ese deporte como fuente de oportunidades de negocio, seguro que descubrirá algunas posibilidades: montar una tienda de artículos de esquí, montar una escuela, crear una revista para aficionados, organizar viajes y cursillos, abrir un taller de reparación y mantenimiento de tablas, etc.
Después, todo será cuestión de estudiarlas y ver su viabilidad, pero, de entrada, las ideas están ahí.
A continuación se indican algunas fuentes de ideas que se pueden analizar a la hora de crear una nueva empresa:
Las aficiones
Como ya se ha indicado anteriormente son una buena fuente para descubrir posibilidades de negocio, con la ventaja de que trabajar en algo que a uno le gusta siempre tiene más alicientes.
Las deficiencias de los demás
Detectar lo que otras empresas hacen mal y qué se podría hacer mejor suele ser otra forma de detectar oportunidades. Las empresas de mensajería surgieron como consecuencia de que el servicio de correos tenía algunas carencias.
Los cambios sociales
Los cambios suelen llevar consigo nuevas necesidades y oportunidades de negocio. La incorporación de la mujer al mundo del trabajo (guarderías, trabajo de hogar,, belleza y bienestar, servicios a domicilio...), el aumento de la esperanza de vida (residencias de ancianos, asistencia domiciliaria…), la inseguridad (servicios de vigilancia, centrales de alarma…), el ocio (cines, restaurantes…), son algunos ejemplos.
Los cambios técnicos y legales
Al igual que el apartado anterior, dan origen a posibles nuevas empresas: el desarrollo de la informática y nuevas tecnologías, la telefonía móvil han creado nuevos e interesantes mercados, la normativa de prevención de riesgos laborales ha originado nuevas necesidades que la empresa debe cubrir, etc.
La observación de ausencias
Es conveniente analizar las necesidades existentes, tanto a nivel social como empresarial, y si están o no satisfechas. Las nuevas promociones urbanísticas suelen llevar consigo muchas oportunidades en este sentido (comercio de proximidad, servicios a domicilio…).
Existen, evidentemente, otras muchas fuentes de ideas que se pueden utilizar y que pueden dar lugar a descubrir oportunidades para crear nuevas empresas, tales como los nuevos yacimientos de empleo (alimentación, ocio y tiempo libre, sanidad y servicios sociales…), definidos así por la Unión Europea, las invenciones, la mejora del nivel de vida, etc.
La franquicia es otra forma de identificar oportunidades de negocio, aunque en este caso se trata de proyectos llave en mano que han sido desarrollados con éxito por otras empresas y en los que el emprendedor tiene poco que aportar inicialmente, salvo el dinero que le va a exigir el franquiciador para entrar a formar parte de la cadena.
La franquicia tiene sus ventajas y sus inconvenientes y para personas sin experiencia empresarial previa y sin un proyecto concreto entre manos, puede ser una buena fórmula para que den sus primeros pasos como empresarios.
Una vez elegida la idea de negocio, y antes de entrar en la realización del plan de empresa, conviene que el emprendedor se haga algunas preguntas: ¿se trata de una idea realista?, ¿es viable técnicamente?, ¿es viable desde el punto de vista económico?, ¿se está en condiciones de poder acometerla?, ¿su rentabilidad va a justificar los esfuerzos necesarios para su puesta en marcha? En algunos casos estas preguntas sólo podrán responderse después de realizar el plan de empresa, pero en otros sí se podrá tener una primera idea sobre las posibilidades del negocio. Si el resultado es positivo, el Plan de Empresa es el próximo objetivo.
PLAN DE EMPRESA
El plan de negocio tiene que ser realista. Nos servirá para analizar la viabilidad de nuestra idea, ver los pasos que vamos a seguir, qué es lo que queremos para el futuro, como queremos dirigir nuestro negocio, presentarlo a un banco para solicitar financiación, es nuestra carta de presentación frente a posibles inversores, en definitiva, ver los pasos que debo seguir para lograr un futuro comprometedor con nuestro negocio.
Se prepara con unas proyecciones para los próximos tres años, con idea de ver si puede ser rentable a medio plazo y ver las posibilidades de crecimiento de nuestro futuro negocio.
Nuestro plan de empresa contendrá los siguientes apartados:
1.- Plan estratégico: Recogerá nuestro resumen de idea de negocio, motivación las líneas maestras de la futura empresa, a qué se va a dedicar, objetivos, estructura, etc.
2.- Plan de marketing: Analizar las acciones comerciales a llevar a cabo para hacernos un hueco en el mercado.
3.- Plan de recursos humanos: Recoge la selección de personas capaces y motivadas, definición de funciones y provisión de medios y formación.
4.- Plan económico- financiero: Nuestro proyecto de empresa necesita ser viable, obtener beneficios y poseer liquidez para hacer frente a sus pagos.
5.- Plan jurídico-mercantil: Además de elegir la forma para La empresa, el emprendedor/ra deberá conocer los trámites que deberá gestionar para poner en marcha su negocio.
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